Por favor, use este identificador para citar o enlazar este ítem: https://hdl.handle.net/20.500.12104/84024
Título: La producción del discurso presidencial, la simulación y el ocultamiento en su relación con la violencia en México (2012-2014)
Autor: Partida Guerrero, Roberto Eduardo
Director: Arredondo Ramírez, Pablo
Asesor: González Aguirre, Igor Israel
Gutiérrez Cham, Gerardo
Palabras clave: Discurso Politico;Violencia;Mexico;Estrategias Discursivas
Fecha de titulación: 9-dic-2016
Editorial: Biblioteca Digital wdg.biblio
Universidad de Guadalajara
Resumen: La violencia que se vive actualmente en el Estado mexicano, comienza a formar parte de la cotidianidad de sus habitantes y de su imagen ante el mundo. Violencia contra sus estudiantes, sus periodistas, sus mujeres, y sobre todo, sus jóvenes. Producto de un incansable combate contra el crimen organizado, que va sumando victimas tanto dentro de sus filas, como fuera de ellas. Sin lugar a dudas, la estrategia de cada gobierno es diferente al momento de abordar dicha problemática. No obstante, resulta altamente significativo, al hablar de las declaraciones hechas sobre ello desde la presidencia y más allá de la demagogia inherente al discurso político, lo observable, no sólo de la manipulación del comunicado, sino también, el ocultamiento y la simulación de dicha información. La articulación del discurso político presidencial del actual mandatario Enrique Peña Nieto, se ha caracterizado desde el inicio por ser un discurso reformador, en materia política, fiscal y económica principalmente, dejando sin claridad un tema de vital importancia en la agenda política, es decir, la violencia. Desatada desde la administración anterior, la guerra contra el narcotráfico, declarada por el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, instauró en la cotidianidad de México; asesinatos, aparición de cuerpos o partes de los mismos en la vía pública, algunas veces acompañados de mensajes de grupos delictivos. De igual manera, enfrentamientos del crimen organizado y las fuerzas armadas, así como entre los grupos delictivos. Las cifras recabadas dejaron un saldo de 60.000 personas asesinadas y la desaparición de 25.000, cuyo paradero aún se desconoce, según datos del Human Rights Watch (2013). Cifras escandalosas, aunque no habrá que olvidar como cada unidad representa a una persona. Vidas deshumanizadas y divididas a grandes rasgos por el ejecutivo, entre ‘delincuentes’ y ‘daños colaterales’. La realidad violenta vivida durante el sexenio de Calderón (2006-2012), fue en una reiterada justificación discursiva, que trataba de dar cuenta de la legitimidad del uso de la fuerza, en tanto se identificaba un enemigo de la sociedad: el crimen organizado. Desde el momento que inicia el mandato del presidente priista, Enrique Peña Nieto, la estrategia de seguridad, al menos la discursiva, fue cambiada radicalmente. No se volvió a hablar de guerra, lucha o combate contra el crimen organizado y el narcotráfico. Se apuntó a la prevención del delito y no a la confrontación fuego a fuego. Con ello, se eliminó del discurso presidencial palabras que reflejaban el terror de la realidad vivida día a día, reiterativas en el mandato anterior. Las palabras que daban muestra del enfrentamiento del gobierno ante las mafias mexicanas, aunque, enaltecían la labor del ejecutivo en conjunto con las fuerzas armadas, eran una radiografía de los acontecimientos del momento. Por su parte, desde el ascenso al poder de Enrique Peña Nieto, las expresiones referentes a los horrores, cada vez más recurrentes en lo cotidiano, cesaron. Mensajes de paz y un futuro promisorio, fueron la carta de presentación del nuevo presidente de la República Mexicana. Pese a que el nuevo discurso configuraba una nueva percepción de la violencia en el país, las muertes y desapariciones de personas no cesaron en lo real. No obstante, cuando el fenómeno de la violencia es tan avasallador y aplastante, rebasa los discursos pronunciados. Es justamente en dicha situación, que se puede realizar una lectura del posicionamiento que tiene un personaje, o una institución, frente a este fenómeno. Habrá que hacer notar, entonces, la posición que ocupa el emisor, reflexionando sobre lo que dice y no dice, y si lo hace, cómo se articula. El discurso oral de Enrique Peña Nieto, parece manejar un énfasis en los aspectos modernizadores para el país. Lanzamiento de reformas, de las que destacan; la energética y la de telecomunicaciones, elogiadas incluso por la prensa internacional. Por su parte, la táctica discursiva de seguridad de los primeros dos años de Peña comienza a desplazar del contenido de su decir, el tema de la violencia, que no se ha complementado con acciones distintas, en tanto la realidad del país sigue siendo la que se vivió en el sexenio de Calderón. Es necesario explorar los elementos discursivos que configuran una nueva versión de la realidad violenta, tomando en cuenta el actor expositor –la presidencia–, quien pretende una nueva configuración social. A lo largo del trabajo se tratará de dar respuesta a la siguiente pregunta de investigación: ¿Cuáles son algunas de las principales estrategias discursivas y mecanismos utilizados por el presidente Enrique Peña Nieto para abordar el tema de la violencia en México? A partir de algunas preguntas secundarias se añadirá la mención de lugares y momentos en que se realizan las alusiones al tema de la violencia. Asimismo, se enunciaran las circunstancias sociales en que se dan esos comentarios, es decir, el momento político que se vive ante la sociedad. Para ello, se identificarán los giros discursivos presentados, tanto antes, como después, de la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa2, y de las llamadas autodefensas de Michoacán.
URI: https://hdl.handle.net/20.500.12104/84024
https://wdg.biblio.udg.mx
Programa educativo: MAESTRIA EN CIENCIA POLITICA
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